Mostrando entradas con la etiqueta iris. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta iris. Mostrar todas las entradas

sábado, 31 de octubre de 2015

Iris, jardín de las mariposas

Había una vez un bosque encantado por una bruja malvada, que por el día lucía colores vivos y llamativos pero que, por la noche, se convertía en un lugar triste y apagado, de colores grises.

Allí vivían, en el árbol más alto, siete mariposas grandes y hermosas, con alas de terciopelo y colores llamativos. Cada una era de un color diferente.


Todas las mañanas, cuando aparecía el sol, la mariposa verde daba color a las copas de los árboles, a las hojas y al césped. La mariposa naranja pintaba las frutas y verduras e incluso el atardecer. La mariposa amarilla era la encargada de pintar al sol antes de que éste empezara a calentar demasiado y derritiera sus alas. La mariposa violeta pintaba todos los animales del bosque, todos del mismo color. La mariposa azul daba color al cielo, a las nubes esponjosas y a las aguas del mar. La mariposa roja, amante de la Navidad, solo coloreaba a las rosas, amapolas y flores de Pascua. La mariposa de color añil repasaba todo lo que habían pintado las demás, dándole luces y reflejos.


Cuando la bruja se enteró de lo que sucedía durante el día, preparó una terrible trampa: les echó unos polvos mágicos para que no pudieran volar y las capturó una a una, encerrándolas en una jaula. 

Al día siguiente el bosque amaneció gris y durante meses la tristeza se apoderó del lugar. Las nubes no dejaban de llorar y las siete mariposas, notando que se mojaban , sacudieron las alas lanzando al viento miles y miles de gotas de agua, impregnadas con sus colores.


Fue todo un espectáculo. Desde un horizonte a otro, como un espectro de luz, surgió el arcoiris cubriendo todo el bosque. Y aunque las siete mariposas siguieron enjauladas, cada vez que llueve y sale el sol, todas juntas aletean con alegría, indiferentes a su triste destino.



Y cada vez, la bruja malvada rabia al verlo.