Este cuadro El árbol de la vida (1909) del pintor austriaco Gustav Klimt, de influencias árabes y tonos dorados, es una de sus obras más representativas y simbólicas.
El cuadro se divide en tres partes, aunque la más conocida es la central, que contiene el árbol también llamado de la sabiduría. Un único tronco, que sale de la tierra y se va bifurcando en ramas arabescas que representan distintas opciones en la vida. Las ramas ocupan todo el fondo de la obra. El fin de la vida, la muerte, le da sentido a la misma y está presente en el mural en el pájaro negro.
La mujer, situada en el lado izquierdo, simboliza la espera o el anhelo. Recuerda al arte egipcio por su postura y por los triángulos del vestido que recuerda a las pirámides.
La pareja, abrazada en el lado derecho del cuadro, recuerda a otra obra del autor, El beso, y representa la realización del anhelo de la mujer de la izquierda. El hombre está completamente de espaldas, sólo se ve el rostro de la mujer. En la túnica del hombre pueden verse numerosos ojos, un pez y un ave, a los que se ha dado significados relacionados con la antigua religión egipcia y con el cristianismo.
La técnica que el autor utiliza en la obra es pintura al temple. La mayoría de los colores son en tonos naranja aunque, también, emplea colores neutros como el marrón y, en menor medida, el azul, el negro y el verde.