En casa, tenemos una bonita costumbre para la noche de Fin de Año: cada uno de nosotros hace un regalo a los demás miembros de la familia.
Al principio de los tiempos, esos regalos eran pequeños detalles. En los últimos años y a medida que mis niñas han ido creciendo, han aumentado de tamaño y valor, aunque yo sigo la tradición de imaginar algo creativo y manual que se adapte a la forma de ser de cada una de ellas.
He realizado tantas creaciones que, a estas alturas, siempre pienso que ya no voy a poder sacar nada mas de mi imaginativa mente. Y otra vez más me equivoco, pienso en madera, ramas secas, fieltro plásticos,... en tantas ideas y materiales, que, de nuevo, no se por cuales decidirme. Hoy es día de decidir, creo que casi lo tengo...