- Eso no es posible -dijo- ¿Sabes cómo surgieron las mariposas?... Fue hace mucho, mucho tiempo, en la India. Allí vivía un hombre sabio y bueno, llamado Buda, que creía que al aire le faltaba alegría. Entonces, cosechó una mano llena de flores y las echó al viento. Así surgieron las primeras mariposas. La belleza de las mariposas es una belleza para ser volada, para ser vista en el aire.
- No -dijo el hombre- Soy un cazador de mariposas y las mariposas nacen, vuelan y mueren para coleccionistas como yo.
Con una risa tranquila, la mariposa contestó:
- Estás engañado. Hay ciertas cosas que no se pueden guardar. No puedes guardar la luz de la luna o la brisa perfumada de un huerto. No puedes guardar las estrellas dentro de una caja. Sin embargo, puedes coleccionar estrellas, elegir una cuando llegue la noche y será tuya. Pero debes dejarla guardada en la noche. Es allí su lugar.
El cazador de mariposas empezó a pensar que la mariposa tenía razón.
- Si te libero ahora -preguntó- ¿tú serás mía?
- Yo soy tuya- dijo la mariposa- y tú ya eres mío. ¿Sabes? yo coleccionaba cazadores de mariposas.
Y el cazador dejó huir a la mariposa más bella del mundo.
José Eduardo Agualusa